Buenos días. Hoy vengo a hablar de un tema un poco viejo, una reflexión hablada y comentada hasta el infinito y sobre la que he debatido en algunos encuentros de novela romántica. Este es un punto de vista personal y puede que no estéis de acuerdo conmigo, en ese caso os invito a dejar todos los comentarios que os apetezca.
Los distintos tipos de novela catalogada como género erótico que he encontrado en las librerías en estos últimos años puedo resumirlos en dos: la novela erótica y la que yo he llamado extra de queso sexo. ¿La diferencia fundamental entre un texto erótico y otro en el que hay extra de sexo es que en el erótica hay sexo cargado de metáforas y simbolismos y en la otra mucho sexo explícito? Pues no. En una novela erótica también puede haber mucho sexo explícito y a veces puede haber mucha menos narración sexual que en una novela con extra de sexo.
¿Qué es una novela con extra de sexo? ¿Qué es una novela erótica? Está claro que esta percepción cambia mucho según a las personas a las que pregunto, por eso en el artículo de hoy voy explicar qué es cada cosa. Eso no quiere decir que unas sean las buenas y otras las malas, a cada cual le gusta leer un tipo de género y si es aficionado a la erótica sabrá lo que más le apetece leer. Pero si estáis pensando en comenzar una novela en la que vais a incluir mucho sexo en la historia, vais a tener que pensarlo antes de sentaros a escribir como si no hubiera un mañana.
Llamamos género erótico a toda historia en la que aparezca una teta, y esto es un error. Dejando a un lado lo que los libreros hagan en las estanterías de sus tiendas para ordenar tanto libro, hay novelas románticas con pequeños párrafos dónde se narra una relación sexual entre dos personajes y lo han metido dentro del mismo saco que novelas dónde se habla de la tormentosa relación entre un hombre dominante y una mujer sumisa. También están junto a esas novelas con abundancia de sexo narrado de forma explícita que parece más una excusa para añadir sabor a la pizza que porque realmente haga falta.
Erótica
En una historia erótica, centramos la narración en la relación sexual que se establece entre uno o varios personajes. En los protagonistas surge una atracción, uno o los dos (o varios) toman conciencia de su deseo y deciden llevarlo a cabo. La finalidad de esta historia es la evolución del comportamiento de los personajes y la relación (sensual) que establecen entre ellos, así como las consecuencias de haber establecido esa relación. El amor (el romance) puede ser algo que llega después de haber iniciado la relación sexual —es estupendo si sucede eso—, o puede no aparecer nunca —eso sería muy triste—.
En las historias eróticas, la trama sensual evoluciona con los personajes. Debe ser, en si misma, otro personaje más con un inicio, un desarrollo y un desenlace, que viaja en paralelo con los protagonistas y se transforma con ellos. Puede que la trama sea trágica, puede que la trama sea amorosa, todo depende de lo que quieras contar, solo has de tener claro que el erotismo es un tercer personaje que no debes olvidar y la historia se centra en eso, en la parte sexual.
No necesariamente esa parte sexual ha de estar desarrollada con todos los detalles posibles. De hecho, los personajes no necesariamente han de estar teniendo sexo para despertar erotismo. Al ser una atracción basada en los sentidos y en las emociones que se experimentan durante su relación, es el cerebro lo que juega la parte más importante, la reacción ante cualquier estímulo es lo que ofrece ese factor erótico.
Extra de queso sexo
En una novela con extra de sexo —como el extra de queso en una pizza, sí—, la parte sexual de la trama aparece después de que los personajes hayan iniciado una relación romántica o después de haber iniciado cualquier otra historia.
En el fondo, el erotismo de estas novelas es un extra de nata que le da sabor a nuestro helado de chocolate romántico. Para empezar, nuestros protagonistas ya se han enamorado. Puede que lo hayan hecho al principio y no lo confiesen —o sí—, y quizá inicien una relación sexual para estar seguro de que están enamorados —cuantas más veces, mejor, por si todavía albergan dudas—. A lo mejor no están enamorados pero sienten atracción y enseguida se van a la cama, pero su relación sexual no pasa de ser un extra, igual que si en vez de tener relaciones se dedican a discutir o a hablar del tiempo. En este tipo de narraciones la trama sexual no es importante, no es el foco de atención de la historia sino una trama más que, por cierto, tampoco debemos descuidar. La trama con su inicio, nudo y desenlace es otra diferente: un crimen, la salvación de la especie humana o encontrar petróleo; pero no se trata de algo realmente importante.
¿Lo vemos ahora un poco más claro? Pues si no es así, seguid leyendo.
Hay conceptos que se entrecruzan, la línea que divide la erótica del sexo explícito y el exceso de sexo en una trama romántica es muy fina y en ocasiones, difusa. En una novela erótica puede haber mucho sexo explícito y seguir siendo erótica; una novela con mucho sexo puede no ser en absoluto erótica.
Erotismo, el tercer (o cuarto)
personaje
En una novela erótica, como ya he dicho antes, existe un tercer personaje así que lo ideal es diseñar el tipo de relación sexual que los protagonistas establecen y decidir, desde el principio, la finalidad de esa relación. ¿Y qué finalidad se busca en una trama/escena erótica? Depende de la idea que tengas para con tu historia. ¿Quieres hablar de los beneficios que aporta una relación entre tres personajes? ¿O prefieres apoyarte en la idea del despertar sexual de un hombre joven? A lo mejor lo que quieres contar es cómo funciona la prostitución masculina en la sociedad inglesa del siglo XIX, o hacer una crítica sobre la retrógrada sociedad neyorquina de los años veinte.
Centrándonos en la novela romántica, puede que desees contar la historia entre una mujer normal —y virgen, porque en los detalles está lo importante—, que un día conoce a un hombre poderoso que le hace proposiciones que chocan con su forma de ver las cosas. Ella decide aceptar sus proposiciones basándose en un impulso, ha sentido un interés hacia el hombre que no tiene claro a qué se debe pero que la incita a confiar en él. Así, juntos inician una relación sexual. El roce hace el cariño y a medida que el hombre despierta nuevas sensaciones en ella, ambos comienzan a enamorarse. Debido a la relación tan intensa que establecieron desde el principio, el romance surge sin que ellos puedan ponerle freno y, finalmente, acabarán enamorándose.
Y, entonces, ¿cuál es la diferencia entre lo que acabo de contar, que es erótica, con una historia romántica con extra de sexo? Si la tratásemos como una historia erótica, la finalidad de la novela es contar la relación que surge en ellos y explicar porqué ante ciertos juegos sexuales la protagonista descubre cosas de sí misma. No vamos a hablar de nada más, no vamos a dar detalles de su vida fuera e esta relación —y si lo hacemos, será muy por encima—, ni vamos a contar cosas que no tengan nada que ver con la relación. Sí vamos a contar, por ejemplo, cómo la vida de la protagonista ha cambiado en función de las cosas que ha sentido.
Creo que es fundamental a la hora de narrar una escena erótica las emociones que los personajes sienten ante ciertos estímulos y cómo esos estímulos los hacen cambiar y evolucionar. Hay una búsqueda del placer físico y carnal antes que la búsqueda del amor, algo que surge una vez los cuerpos de los amantes se reconocen. La finalidad de la historia está en lo que se quiere contar, si decides que quieres narrar la evolución sensual de los personajes estarás haciendo una historia erótica.
¿Y las novelas con extra de sexo? Puede que la novela esté llena de sexo pero la finalidad es otra distinta. Quieres contar, por ejemplo, lo que le sucede a un personaje en un momento concreto de su vida y, en ese camino que recorre el personaje, se cruza una persona de la que se enamora y con la que mantiene una relación erótica.
La regla del todo vale,
no vale.
Voy a hacer uso de la RAE, aunque no me va mucho eso de poner cosas del diccionario.
erótico/a:
1. adj. Perteneciente o relativo al amor sensual.
sensual:
1. adj. Perteneciente o relativo a las sensaciones de los sentidos.
2. adj. Se dice de los gustos y deleites de los sentidos, de las cosas que los incitan o satisfacen y de las personas aficionadas a ellos.
En una historia erótica, tanto si tu trama es erótica como si es un extra de sexo, debe primar el sentido común. Seguro que habéis pensado muchas veces, viendo alguna película o una serie —a Juego de Tronos me remito que así seguro que lo vais a entender—, que por qué aparece tanto desnudo y tanta teta en primer plano. Lo que viene siendo un “desnudo gratuito” de toda la vida. Pues muchas de las novelas eróticas vienen cargadas de “escenas gratis” como si fuesen los extras de un DVD. Subtítulos en cinco idiomas, comentarios del director y cosas varias. Oye, a la gente le gusta, pues qué maravilla, pero eso no significa que dentro de una novela erótica haya que poner todo el sexo del mundo. No, no funciona eso del “cuanto más sexo, más sabor”.
No todas las historias necesitan sexo para sostenerse. Como nuestra novela es erótica, ancha es Castilla y todo vale a la hora de plasmar la sexualidad más natural y fiel a la realidad posible, sin tener en cuenta uno de los factores más importantes del erotismo: la sensaciones y los sentidos. No voy a decir que el sexo explícito es escribir mal y escribir con metáforas es el camino correcto, el grado de detalles que, como escritores, queréis añadir, dependerá de vuestro estilo. Pero no todo vale. No vale que utilicéis como excusa el erotismo para escribir cualquier cosa ni para justificar una historia sin sentido. Si has decidido escribir una historia erótica tienes que plantearla con mimo y con cuidado, debe haber una justificación razonable para todo lo que estás escribiendo.
¿Quieres contar una historia en la que una mujer tiene relaciones sexuales con un atractivo velociraptor? Adelante, no te cortes, eres libre de hacerlo. Pero, y creo que esto es lo más importante a la hora de escribir erótica o extra de sexo, hazlo creíble. Haz que me crea lo que me estás contando, haz que esa relación esté cargada de un millón de nuevas sensaciones y habrás conseguido tu propósito, escribir una historia erótica entre una mujer y un velociraptore.
El sexo explícito debe estar cortado por el mismo patrón. Puedes ser todo lo gráfico que quieras pero si añades un componente emocional y hablas de emociones —no necesariamente románticas— estarás despertando un interés y otorgándole la categoría de erótica. He oído siempre que erótica es insinuar antes que mostrar y hasta cierto punto es verdad. Pero tampoco hay que ser mojigatos a la hora de escribir, si has comenzado una novela erótica no pases por encima de puntillas, afronta lo que estás haciendo con valentía porque, como ya dije en el artículo anterior, todo depende de la intención que le quieras dar a la historia.
¿Qué os parece? ¿Os he liado un poco? ¿No he sabido explicarme bien? Os invito a que me deis vuestra opinión al respecto. Un beso.
Yo creo que te has explicado perfectamente. Son cosas que todos deberíamos saber, pero que en realidad no es así y, además, a veces no se llevan a cabo y no sé si sea por falta de "información" al respecto del erotismo o por qué. En fin. Muchas gracias por dedicar tu tiempo a esto y ayudar a todos los que lo necesitan con este género.
ResponderEliminarSaludos.