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3 consejos para escribir una novela erótica

1/7/15
Esta semana, mientras preparaba la página web, estaba pensando qué clase de artículo podía ser de vuestro interés. Dado que estoy trabajando en una pequeña novela erótica que publicaré en breve, me ha parecido que lo más adecuado sería daros unos breves consejos sobre cómo escribir una. He leído artículos parecidos al que os voy a traer y, os voy a ser sincera, la gran mayoría se contradecían a sí mismos al segundo consejos o eran totalmente objetivos, escritos por gente que no ha trabajado jamás el género. Vamos, que habrán leído, pero no han tratado de escribirlo. Y el erotismo no es cosa de dos días.

No voy a entrar a debate sobre la actualidad de las novelas eróticas, lo hablaremos en otra entrada cuando me sienta con fuerzas para ello. Estos consejos o sugerencias vienen de la experiencia, de años y años trabajando el mismo género, evolucionando desde el concepto más básico del erotismo hasta algo más profundo y trascendental.

Lo que más abunda es la romántica con extra de sexo y la moda actual ha provocado que ciertas formas de narrar una historia erótica no sean aceptadas porque no es el estilo que se lleva. Yo no estoy aquí para subirme al carro de los estilos, como escritora he trabajado el género hasta convertirlo en algo mío, he creado mi propia voz para un texto erótico. Seguiré diciendo y lo mantendré, que escribir erótica es algo complejo y muy difícil, porque no basta con describir una escena explicita repleta de calenturas; hace falta algo más. Y si hace unos años, cuando empecé a escribir, luchaba contra la creencia popular de que el erotismo no es pornografía, ahora lucho contra la norma impuesta de que escribir pornografía es erotismo.

Es por eso que animo a los escritores que, antes de escribir una novela erótica, reflexionen sobre lo que quieren hacer con su historia. ¿Quieres escribir una historia con extra de sexo? ¿O prefieres que tu historia se centre en el erotismo, que éste concepto sea el tema de tu novela? Porque son dos modalidades totalmente diferentes. Y dependiendo de lo que tú quieras, de lo que quieras contar, habrás de dirigirte a un público a otro.

Otra cosa que me gustaría comentar es que en una historia erótica no ha de haber, a la fuerza, un montón de sexo narrado. De hecho, no hace falta ni siquiera que los personajes lleguen a tocarse jamás. La razón de esta afirmación viene por la propia definición de la palabra erotismo, que como hablamos hace unas semanas, se trata de una excitación de los sentidos. Actualmente, esto no funciona así. Si una novela está catalogada como erótica es porque contiene una escena de sexo narrada, tirando a la basura el juego previo que es lo que la hacía tan interesante. Tampoco hay que cargar al lector, no hagas escenas en las que no ocurra nada porque entonces, se sentirán estafados. 

Muchos artículos explican de qué manera escribir una escena erótica, en lugar de enseñarte cómo despertar los sentidos de los personajes. Aunque yo también os he explicado mi manera de narrar una escena, ahora quiero ir un poco más allá, y ofreceros tres consejos básicos a tener en cuenta para que vuestra novela no solo tenga un montón de sexo narrado sino que además, está cargado de pasión, erotismo y mucha sensualidad.


1. Construye una relación 
entre los personajes.


Construir una relación —sexual, sensual, del grado que le quieras dar— es el motor de la historia erótica. Es importante definir desde el principio lo que quieres con tus personajes, la química que existe entre ambos, tanto dentro como fuera de la cama —y esto último es más importante—.

¿Cómo son tus personajes? ¿Cuál es su personalidad? ¿Cuáles son sus miedos y cuáles sus anhelos? ¿Qué es lo que desean —y no hablo de apetito sexual—? ¿Cuáles son sus motivaciones? Basándote en las respuestas que hayas dado a estas preguntas, comienza a definir la relación sexual. ¿Es una relación basada en una dependencia física o mental? ¿Será una relación lenta, llena de tensión? ¿Será rápida, intensa, de una sola noche? ¿Será una compleja relación cargada de sexo en el que los personajes se rinden a sus deseos a la vez que luchan contra el entorno que los rodea?

Hay muchos elementos externos a tener en cuenta al crear una relación: el entorno laboral o familiar, la situación pasada y/o actual del personaje, su manera de sentir las cosas, su forma de pensar. Una vez tengas definida esa relación sensual y el objetivo de la misma, es hora de pasar a la parte erótica. Busca ayuda en los sentidos y úsalos en ambas direcciones. Lo que siente un personaje y cómo siente al personaje que tiene enfrente. Estimulando los sentidos conseguirás que el lector se implique en la narración, porque será capaz de entrar dentro del relato.

Tacto: ¿qué textura tiene una piel? ¿Es tosca o suave? ¿Es caliente o está fría? ¿Y el cabello? ¿Y la ropa que normalmente llevan? ¿Qué pasa si alguien ha derramado un vaso de zumo encima a una persona? ¿Cual será su tacto? ¿Tiene cicatrices? ¿Son suaves o ásperas?
Vista: colores fríos o colores cálidos, poca luz o mucha luz. ¿Qué ve él en ella? ¿Qué ve ella en él? ¿Qué ven ambos? ¿Qué ve un hombre en otro hombre? ¿O una chica en otra chica? Un cuerpo vestido o desnudo. Los rasgos que se aprecian a simple vista son más débiles frente a algo que no se puede ver, algo que casi se aprecia pero que no se logra ver del todo.
Olfato: ¿a qué huelen las nubes? ¿Cómo huele una chica que acaba de salir del baño? ¿Un hombre que entra en casa empapado por la lluvia? ¿Qué colonia usa? ¿Y qué tipo de jabón? El olfato es uno de los sentidos más evocadores, un olor puede despertar un millón de recuerdos en un instante y transportarnos a un lugar remoto de la memoria.
Gusto: un beso sobre unos labios que acaban de probar un helado de chocolate, unas lágrimas saladas; cualquier cosa que se toque con la lengua tiene un sabor que puede estimular la boca, y puede provocar reacciones en el resto del cuerpo.
Oído: ¿cómo suspira? ¿Cómo jadea? ¿Qué sonidos hace cuando está excitado? ¿y cuando está durmiendo? ¿Cómo habla una persona? ¿Tiene una voz suave, grave o aguda? ¿Es lánguido o evoca melancolía? ¿Tiene la voz más profunda que Benedict Cumberbatch y eso hace que te vibren las entrañas cada vez que lo escuchas...?

Todos estos sentidos jugarán un papel muy importante en la definición de tu relación. Puedes hacerla evolucionar de menos a más durante toda la historia, o dar un golpe de efecto lanzando a tus personajes al abismo del amor desenfrenado. Sea como sea, la complicidad entre los personajes será lo que determinará la pasión de los personajes y el despertar del romanticismo entre los dos (o tres).

2. Utiliza un lenguaje 
específico y erótico.

A la hora de narrar una escena erótica, tanto si los personajes van a consumar un acto sexual o simplemente se están devorando con la mirada sin llegar a tocarse, has de tener cuidado con el lenguaje.

Como escritor, tienes el poder de crear un entorno en el que sumergir al lector, usando un estilo y un tono. Aunque se ha establecido el dogma de describirlo todo con detalle, os puedo asegurar que no es necesario mencionar cada zona del cuerpo que un amante está tocando o acariciando. Llega un momento en el que hay que hacerlo, el instante en que, para lograr una inmersión completa ayudados por el nivel de tensión sexual, todo lo que describas a partir del punto de no retorno ha de ser gráfico y sin tapujos. Pero, ¡cuidado! Una palabra puede provocar un absoluto corte de rollo. Que hayas pasado el umbral en el que no hay vuelta atrás, no te da derecho a usar palabras que no hayas empleado antes en tu narración.

No tengo nada en contra de las palabras explícitas, pero no hay que usarlas de forma indiscriminada. Se puede ser gráfico sin ser grosero. Se pueden dar detalles sin necesidad de conocer el diámetro del orificio que se está penetrando (¿veis a lo que me refiero con lo de usar palabras en mal momento?)
Busca tu estilo. Experimenta. Cuida la forma de escribir, es la que definirá la historia.

Huye de los tópicos:
—No digas puta, polla o coño sin venir a cuento. Úsalas si lo consideras necesario, si ese es tu estilo, si concuerda con el tipo de relación que has definido. Pero si esas palabras no pegan con el personaje, o con el tipo de historia que escribes, no las utilices solo por que eso es hablar de sexo sin tapujos. Eso es de ser ordinarios y soeces.
—No digas “mástil del amor” o eufemismos similares para referirte a un pene. Ya hay una palabra. Pene. Verga. Miembro. ¿Mástil? ¿En serio? Hay otras como “botón del amor” para referirse al clítoris. Eh, ya hay una palabra para eso, no intentes engañarme con tonterías. Hay combinaciones de palabras que pueden estar muy bien. Puedes ser todo lo creativo que quieras pero, al igual que con las palabras de arriba, no las utilices sin venir a cuento porque no solo quedará cursi sino que pecarás de mojigato.
—No tengas miedo de usar frases como “pechos generosos” o “caderas voluptuosas”. Son frases tópicas pero que se entienden a la perfección, bien colocadas pueden ser muy útiles, porque juegan con la comodidad del lector. Pero úsalas una vez, no siempre. Hay muchas palabras en el diccionario que tienen el mismo significado pero que usadas en diferentes momentos aportan riqueza al texto y una internacionalidad diferente. En la misma línea, no inventes combinaciones absurdas, así solo sonarás pedante.

3. No te cortes, 
pero tampoco te pases.

No os engañéis, estáis ante una narración erótica. Eso no significa que lo ocultéis todo, que os amparéis en la elegancia para no ofrecer nada. Una vez iniciado el texto, y si tu intención es llegar a un final, habrás de describir el sexo en algún momento. No te cortes. Si has decidido que la historia que quieres contar está basada en la relación sexual de los protagonistas, no servirá una escena de cama de lo más normalita. Habrás de echarle imaginación. Echarle imaginación no es escribir tres páginas llenas de metáforas para ocultar lo que estás relatando, no. Has de escribir lo que está ocurriendo, darle al lector lo que busca en tu relato: una emoción intensa y que las páginas le ardan en las manos.

No trates de engañar a la persona que está leyendo, dale lo que ha ido a buscar. Si hablas de una relación basada en la dominación, tu personaje habrá de serlo, actuar como tal. No tengas reparos a la hora de escribir sobre este tipo de relaciones, asume las consecuencias de tu decisión. Y, sobre todo, no aburras al lector. No te pases. No coartes su imaginación explicando paso a paso todo lo que hacen los personajes, como un manual de instrucciones. Llena las páginas de emociones, de sensaciones, describe las caricias, los besos, todo lo que quieras escribir. Sé comedido con las palabras. Si te pasas de gráfico, si repites una y otra vez qué ensenada de placer han penetrado, también acabarás por aburrir.

Conocer el punto medio lleva su tiempo. No se trata solo de escribir una escena y ya está, hay que practicar las narraciones hasta encontrar el punto exacto de fantasía y sexo explícito que vas a poner.

¿Qué pensáis vosotros? ¿Os veis capaces de escribir una escena? ¿Os atrevéis con una novela erótica, usando una relación entre dos personajes como tema de vuestra obra? ¿O sois más de la romántica con extra de sexo? Un saludo.

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